viernes, enero 09, 2009

Los inversores extranjeros abandonan el negocio inmobiliario argentino

Hubo un tiempo en el que los inversores prácticamente hacían cola para ingresar al mundo de los ladrillos en la Argentina. Españoles, ingleses, brasileños, portugueses, árabes. Hasta hace no más de un año, nadie quería quedar afuera del negocio que representaba el boom inmobiliario que vivía el país.

Pero las cosas ya no son lo que fueron. Esa fiebre inversora bajó, al ritmo de la crisis financiera internacional.

“De fiebre pasamos a una temperatura de freezer”, graficó a El Cronista uno de los mayores desarrolladores del mercado local, uno de los tantos que prefirió hablar en off.

El motivo central que motiva esto no tiene mayores secretos: a los inversores se les complica cada vez más la ubicación del inmueble luego de comprarlo y, además, la renta que se obtiene ya nada tiene que ver con la de principios de año.

Aunque los empresarios evitan blanquear la situación, en las inmobiliarias no la ocultan.

“Desde hace ya algunos días los inversores decidieron hacerse a un costado; están guarda dos”, precisó Carlos Sotelo, titular de Sotelo Propiedades y vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina.

Por otra parte, el agente inmobiliario marcó las diferencias en torno del cambio de actitud.

“Antes de que cambiara el panorama el volumen de llamados era muy grande. Ahora ese tipo de contactos desapareció por completo”, indicó.

La definición hace referencia a que las operaciones que se cierran hoy no van más allá de las conocidas como “de reposición”, es decir las protagonizadas por aquellos que compran o venden para mudarse a otro inmueble.

El resto de las compras, las realizadas como proyectos de inversión por quienes pretenden obtener ingresos por rentas, hoy brillan por su ausencia.

De todo a nada

Alberto Fernández Prieto, titular de la desarrolladora que lleva su apellido, una de las protagonistas del mercado inmobiliario local, coincide con la visión sobre el menor interés por parte de los grandes inversores.

Durante el primer semestre de este año había ideado la construcción de un edificio de oficinas en el Dique 1 de Puerto Madero, y le llovían propuestas de compra por parte de interesados de países de los más diversos. Todos se querían quedar con un inmueble que todavía era un proyecto.

Desarrolladores y comercializadores coinciden en que ahora se pactan solamente operaciones que son impulsadas por quienes buscan una vivienda para mudarse

El caso de la desarrolladora Dypsa también ilustra el panorama. En octubre de 2007 anunció el lanzamiento de “Palcos del Rowling”, dos torres de viviendas que se levantarían en el partido de Tigre, y donde el metro cuadrado cotizaba en torno de los u$s 1700.

Sin embargo, pusieron en el freezer el plan, entre otras cosas debido a la poca cantidad de operaciones de preventa que se registraron.

Otro de los ejemplos de cómo la crisis limó el interés de los inversores es el que protagonizó el español Grupo Mall. En abril de 2008 anunciaron que tenían en mente invertir no menos de u$s 600 millones en el sur del país, donde incluso construirían su propio aeropuerto. Sin embargo, hace un par de meses admitieron que “por el momento” dejaban el proyecto de lado.

El fenómeno, incluso, también se da entre aquellos que dejaron de lado el mercado bursátil, y se habían comenzado a pasar a la compra de inmuebles.